
Sinopsis
Freakonomics (2005) aplica el análisis económico racional a situaciones cotidianas, desde las citas en línea hasta la compra de una casa. El libro revela por qué la forma en que tomamos decisiones es a menudo irracional, por qué la sabiduría convencional con frecuencia es incorrecta, y cómo y por qué estamos incentivados a hacer lo que hacemos.
Quién debe leer este libro
- Cualquier persona interesada en la toma de decisiones humanas.
- Gerentes interesados en el impacto de incentivos y análisis de riesgos.
- Economistas que buscan un enfoque más creativo para utilizar las herramientas de la economía.
Sobre los autores
Steven D. Levitt enseña economía en la Universidad de Chicago. Su enfoque poco ortodoxo de utilizar las herramientas de la economía para revelar aspectos ocultos de las decisiones cotidianas ha provocado un debate en los medios de comunicación y en los círculos académicos.
Stephen J. Dubner es un ex escritor y editor de la revista New York Times. También es autor de Turbulent Souls, Confessions of a Hero-Worshiper, y del libro para niños The Boy with Two Belly Buttons.
Los incentivos pueden afectar tu billetera, tu orgullo o tu conciencia.
En este mismo momento, es probable que haya innumerables personas que desean afectar tu comportamiento: políticos, policías, tu médico, tu jefe, tus padres o tu cónyuge, por nombrar solo algunos. Si bien las tácticas utilizadas pueden variar de amenazas y sobornos a encantamientos y engaños, todos los intentos tienen algo en común: dependen de incentivos.
Un incentivo es simplemente un medio para instar a las personas a hacer más de algo bueno o menos de algo malo.
Los incentivos se dividen en tres categorías generales: económica, social y moral. Los incentivos más exitosos, los que logran el cambio de comportamiento deseado, combinan los tres tipos.
Un área donde los incentivos son cruciales es en el campo del crimen. Las personas regularmente tienen la oportunidad de hacer trampas, robar y estafar, por lo que es interesante examinar qué incentivos les impiden hacerlo.
El riesgo de ir a la cárcel y la correspondiente pérdida de empleo, vivienda y libertad son esencialmente de naturaleza económica y ciertamente constituyen un fuerte incentivo contra el crimen.
También hay un fuerte incentivo moral, ya que las personas no quieren hacer algo que creen que está mal.
Y, finalmente, hay un fuerte incentivo social, ya que las personas no quieren que los demás vean que están haciendo algo mal. A menudo, dependiendo del delito, esto puede ser un incentivo más fuerte que las sanciones económicas.
Es esta combinación de los tres tipos de incentivos que alientan a la mayoría de las personas a abstenerse de cometer delitos.
Los incentivos pueden afectar tu billetera, tu orgullo o tu conciencia.